Título... ¿qué viene luego?

Es chistoso, por que trato de escribir algo coherente, e incluso inventar un título atractivo para comenzar a desgranar vocablos fervorosos, pero no me resulta. He puesto...deben ser: 5 títulos más o menos para comenzar con algo digno de mi escritura, y no es que quiera presumir pero es que no comparto la intrascendencia.
Cabe decir que ya es muy tarde, y tal vez por el efecto somnífero de las estrellas no puedo dejarme llevar por mis dedos. Pero sinceramente no creo. Últimamente todos mis escritos han sido plasmados a altas horas de la noche. Quizás debe ser algo mucho más allá: pronto estaré en una instancia que definirá mi vida (lamentable que le haya puesto ese calificativo- pero que me no quebrantara...eso espero), pero no creo, es mas digno sería un documento sobre tan famoso y ponderado: papel con círculos de negro.

¿Llegara una especie de toque mágico a mi cabeza cuando me decido y doy cátedras equivocas en este medio? Mmm… es posible. Aun recuerdo cuando me explicaban en el colegio que hay personas que tienen un duende, y cuando estas se dedican a la poesía o a la literatura, son magnánimos e insondables para la razón y cotidianidad de la vida; dan vida al texto, transmiten su pureza y "dan vida al adjetivo": son pequeños dioses como decía Vicente.
En todo caso lo prefiero así, me siento tranquilo, por que es la motivación indirecta que me llena, esa calamidad sicológica que activa mi ego y regocijo en las palabras. Es como cuando a uno le nacen las cosas y no es obligado por nada ni nadie para llevar a cabo su cometido. Claramente soy partidario del "nacimiento de las cosas"- si se puede decir de alguna manera- en todo orden de cosas y hacia todos los reinos.

Pero bueno a quien le importa que a un tipo le cueste escribir, tal vez: lo mismo de siempre. Curioso es que, me nació explicar mi situación de 5 minutos y no me doy ni cuenta, cuando ya estoy revisando todas las líneas anteriores y decidiendo un titulo para tal, simple y confesado, “desgrano de vocablos”.